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Tamán es nuestra Casa.

Somos Estefanía y Luis Ángel, y TAMÁN es una propuesta fotográfica- gastronómica; somos fotógrafos de profesión, y le tenemos un gran respeto y cariño a la cocina mexicana, la cual es patrimonio inmaterial de la humanidad. Cocinamos y fotografiamos nuestro México.
Aprendemos de las cocineras tradicionales, guisamos recetas que nos comparten con mucho cariño y platillos de nuestra familia, sabores de siempre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fotografía por Shava Cueva

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Animeecheri Kúinchekua (Fiesta de las ánimas)

Dentro del conjunto de manifestaciones culturales que tienen lugar en el Estado de Michoacán, sin duda destacan las que tienen que ver con las celebraciones enmarcadas en lo que se conoce comúnmente como “Noche de Muertos” y que en Michoacán y particularmente en las comunidades indígenas purépechas, resultan de particular trasencedencia por ser una de las expresiones rituales con profunda significación, más allá de su singular vistosidad.

Durante días previos y particularmente el 1ª y 2 de Noviembre de cada año, los panteones y casas donde se hace “la espera” se cubren con flores de cempasúchil, velas, fruta, pan, incienso... Conviene a fin de tener claridad y a una mejor comprensión de esta fiesta, que de diferente manera celebran la inmensa mayoría de los pueblos indígenas que habitan el territorio de México. Se adorna con flores, se levantan altares, se purifican espacios, se llevan ofrendas, se prepara y comparte la comida que cada comunidad reconoce como comida de fiesta: tamales, pozole, atole, chocolate, pan, etc.

Suele decirse que se festeja a la muerte, nada más alejado de la realidad, al menos para los purépechas no es así. La razón de hacer fiesta no es la muerte, sino la vida continuada o si se prefiere la “otra vida” y la oportunidad de coincidir en un día, encontrarse y convivir los de este mundo, con los del otro, esta es la razón y el por qué de hacer la fiesta de las ánimas, aunque dicho de manera muy elemental, pues como se entenderá estas afirmaciones conllevan todo un complejo proceso explicativo en el seno de la comunidad. Este “encuentro” entre los que ya no están pero regresan un día al año a convivir con su familia, en su pueblo, en su casa, es el punto central del elaborado ceremonial, es por ello que se comparte la alegría con los parientes y se reúne la familia a comer junto al que “regresa”, ofrecerle lo mejor que se tiene pues es una ocasión festiva, así lo dicen también los objetos que entran en juego para la ocasión, la flor, la comida, los cohetes, el pan y los adornos.

La muerte entonces tiene sentido en cuanto deja de ser tal y toma forma del abuelo, la mamá, el hermano, la hija, el pariente tiene nombre propio y que aunque muerto físicamente, vive en ese otro mundo desde donde gracias al ritual, puede comunicar vida a su familia y a su pueblo.

Benjamin Lucas

Las intrépidas buscadoras del peligro

Dentro de la cultura zapoteca, una de las más importantes en las diferentes civilizaciones de Mesoamérica, encontramos en una pequeña localidad llamada Juchitán de Zaragoza (ubicada en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca) a la denominada comunidad Muxe.

Desde la época prehispánica, los muxes son considerados como un tercer sexo: mujeres nacidas dentro de un cuerpo de hombre, educados fuertemente bajo valores como la familia con el fin de velar y cuidar siempre de sus seres queridos. A diferencia de los hombres y mujeres heterosexuales, a los muxes no se les permite casarse o vivir en pareja, su misión es cuidar de sus padres hasta el día en que estos fallezcan.

Cada mes de Noviembre se celebra la Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del peligro, fiesta propia formada por un desfile, una misa y una fiesta nocturna que les rinde homenaje, y en la que cada año se corona a la reina muxe.

Kenya de la Cruz fue elegida reina muxe en el 2011.

La verdad es que apenas conocí a Kenya; tuve la suerte de estar en Juchitán ese año y poder fotografiarla en uno de los días más importantes de su vida, mientras se arreglaba para la festividad.

Recuerdo que llegó un poco nerviosa y emocionada (igual que yo) y a pesar de acabar de conocernos, me trataba con confianza. Me contó que trabajaba como Scort en la Ciudad de México. Y yo, no dejaba de observar literalmente e intentar encajar la dureza palpable de las vidas de muchos muxes.

Me di cuenta que había una gran controversia y una doble moral con respecto a su aceptación y que tras esos maquillajes, peinados y años de ahorro para poder costear todos los gastos de la vela al ser elegida, se escondía una ilusión de poder ser conmemorada reina -cual niña queriendo ser princesa- y lucir con emoción su traje regional oaxaqueño.

Kenya falleció en el año 2013 y estoy agradecida de haber sido la única persona que pudo retratarla en un día tan especial para ella y para tantos muxes.

Gracias.